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lunes, 2 de febrero de 2009

Maestra de Curso de Milagros


Lo que postula:

Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
Gracias a Helen Schucman y William Thetford, catedráticos de psicología medica de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Columbia. No es realmente importante quienes fueron estas personas, excepto que lo ocurrido muestra que con Dios todo es posible. A ambos se le podría haber calificado de todo menos de personas espirituales. La relación entre ellos era difícil, tensa, y a ambos le s preocupaba en gran medida su reputación y aceptación tanto a nivel personal como profesional. Sus vidas, que en su mayor parte estaban regidas por valores mundanos, apenas coincidían con lo que el Curso postula.
Extraído de “Un Curso de Milagros”

En el año 1965 Helen Schucman oyó un dictado claro y distintivo de una voz interior identificándose como Jesucristo. Su dictado del Curso comenzó con las palabras:
“Este es Un Curso De Milagros, por favor, tome nota”.

Es un curso obligatorio. Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario. Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado. Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende no obstante, despejar los obstáculos que no te permiten ser conciente de la presencia del amor, el cual es tu herencia natural. Lo opuesto al amor es el miedo. Pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.

El conocimiento es la verdad y está regida por una sola ley. El AMOR o DIOS. La verdad es una sola, eterna, inalterable e inequívoca. Es probable no reconocerla pero es imposible alterarla. Así sucede con todo lo que Dios creó, todo es perfecto en forma y tiempo, sólo lo que Él creo es real. La verdad está más allá del aprendizaje, del tiempo y de todo proceso. No tiene opuestos, ni principio ni fin. Sencillamente es…

En el año 1991 llega a mi vida la posibilidad de tomar este curso siendo mi amiga Adriana Molina quien me invita a asistir a un taller, y aunque ninguna de las dos sabíamos de que se trataba esto, pero por supuesto no creíamos que se tratase de hacer milagros, como lo entendemos normalmente las personas, pero algo más grande y sabio que nosotras nos hizo asistir. Y eso comenzó a cambiar mi vida paso a paso. Gracias a la maestra Amor de la cual no recuerdo el nombre y gracias a cada uno de los participantes cuyas historias y sus trabajos han hecho que yo comenzara a comprender.
Asistimos al grupo y sólo puedo recordar de esos días, que lloraba mucho y no entendía nada. Los más expertos hablaban de entregar a Dios nuestros problemas y recuerdo que para mi esa frase que hoy entiendo y comparto, en ese momento eran solo sonidos en un idioma incomprensible es decir.
Desde ese día han pasado algunos años de franco crecimiento y hoy poder releer y practicar lo allí escrito es sencillamente formidable.
Su objetivo no es convertirse en las bases de un culto más. Su único propósito es ofrecer un camino para que algunas personas puedan encontrar su propio Maestro Interno.
Es un honor para mí trasmitir mi humilde conocimiento acerca de este maravilloso Curso de Milagros.
“Hay otra manera de ver el mundo”
Adriana Fresta de Venutolo

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