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viernes, 28 de enero de 2011

El Efecto de las Palabras no Dichas

“Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid”. Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas.
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.
Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro.
La zona pre frontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional.
Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. Hay que entrenar esa mente.
-Más de 25 años ejerciendo de cirujano…
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
-¿Psiconeuroinmunobiología?
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano.

Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

-¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

-¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

-¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

-¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente -no más razonable- llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.

-¿Dice que no hay que ser razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por qué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

-Más recursos…
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.

-¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal:

“Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.

-¿Seguro que no exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

-¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir  esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.

-¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.

-¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.

-La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando.

Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.

-Déme alguna pista…
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos.
“voy a hacer esto” y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.

-Ver lo que hay y aceptarlo. -Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste, persiste.

La aceptación es el núcleo de la transformación.
Diariamente, en cada momento en que puedas, conéctate con tu corazón, y desde allí , envía luz y amor a toda la vida en todas partes. Este es el servicio más importante que puedes brindar hoy: “participar activa, consciente y amorosamente en elevar la vibración que la humanidad aporta a la totalidad”
Dr. Mario Alonso Puig

lunes, 3 de enero de 2011

Inspiración


Ahora estoy sentada mirando estas hermosas montañas de Aragua, de este generoso país que me recibió instantáneamente y me empujó a crecer, a ver. Aquí  rodeada de sus diferentes matices, perdida entre sus múltiples verdes  y acompañada por los sonidos de madre Tierra, delante de mí  volaban pájaros y mariposas de diferentes colores, de pronto doce colibríes aletean y parecían que danzaban, con la magia de que lo imposible se hace posible ante los ojos del que ve. Con cada nuevo aleteo surgía ante mi mirada, una nueva transformación y de esas pequeñas pero fastuosas aves, asomaban unas hermosas, grandes y blancas alas, el proceso continuaba rápidamente hasta encontrarme frente a doce sonrientes hermosos ángeles. 
Impactada ante tanta belleza y tal transformación, apenas salían las palabras entre mis labios para preguntar ¿cómo, para qué estaban aquí?. con una rápida y dulce mirada comenzaron a presentarse uno a uno, Yo soy el Amor, Yo soy la Luz, Yo soy el Perdón, Yo soy la Prosperidad, Yo soy la Salud, Yo soy  la Paz, Yo soy la Sabiduría, Yo soy la Compasión, Yo soy la Felicidad, Yo soy  la Gratitud,  Yo soy la Vida y Yo soy la Verdad que te hace libre. Dios nos envió para acompañarte y cuidarte desde el día en que tú naciste. Pero como aun no has advertido nuestra presencia y no nos has logrado ver, ni sentir, hoy el Señor nos ha enviado a hacernos visibles ante ti, nos aseguró que nos estás esperando con amor aunque tú misma no lo sabes, nos dijo que podemos confiar plenamente en ti y que tú serás quien nos conduzcas y nos presentes ante otros tanto seres amorosos y especiales como tú y ellos a su vez también harán lo mismo ya   que muchos de ustedes ya están listos para vernos.
Al salír de mi asombro sólo logré reacomodarme en mi silla, pero todos habían desaparecido. Sólo pude ver  meciéndose  doce plumas blancas, que seguramente han dejado caer los Ángeles y una tarea para mi corazón, mostrártelos a ti.
Ahora simplemente si abres tu corazón ellos también se harán presente ante ti, porque te acompañan desde tu nacimiento. Si lograste verlos ahora sólo haz lo que creas que debes hacer.
Yo siento que es importante  mostrarte tus ángeles, verlos, depende sólo de ti.
Gracias, Gracias, Gracias.
Te envío un gran abrazo de corazón a corazón.
Gracias a ti querida Inspiración.
Adriana Fresta